Tarda para volverse un clásico: pero el Café Floresta, que queda abajo del Edificio Copan, ha superado el difícil período potencial de decadencia y permanece vivo, con el mismo propietario de hace mucho tiempo.
Pocos lugares pueden enorgullecerse de haber resistido a la tentación de actualizarse, de volverse súper moderno, y este café es uno de esas rarezas.
Es simple, de pie, huye del estigma "café gourmet". El café es excelente y ellos tienen una deliciosa broa de maíz! ¡Eso es importantisimo!
Al fondo hay un vitral de una plantación antigua de café, igual que cuando todavía era hecho por trabajo de los esclavos - el tipo de cosa "políticamente incorrecta"-, otra prueba de resistencia de ese lugar a los nuevos tiempos.
Quienes frecuentaban antiguamente este lugar del público del Edificio Copan -gente mayores que vivían allí, travestis, gente sin plata deseando un cafecito -era el Café más democrático de entonces.
Hoy está un poco distinto, van los diseñadores y hipster, pero todavía es una experiencia mezclada y copada.
Hasta hoy hago reuniones en Floresta, para que sean hechas de pie, en el balcón - para que sea rápido, para los que no tienen tiempo que perder como yo.